miércoles, 16 de marzo de 2011

David y Goliat

Se presenta el gigante filisteo
en jarras, con su enorme corpulencia,
y advirtiendo la mínima presencia
de David, reacciona en pitorreo:
¿ Acaso no hay en todo el pueblo hebreo
un tío de más talla y más presencia?
¿ Quién tuvo la magnífica ocurrencia
de hacerme pelear con un pigmeo?
David, sin rechistar, la onda dispara
y suelta una pedrada tan certera
que le da al jaquetón justo en la cara,
tirándole tan largo como era:
desde entonces la cosa está bien clara:
La medida del hombre es su sesera

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