- "Gracias te doy, Señor de las alturas,
oraba un fariseo, inchando el pecho,
porque me hiciste un hombre de provecho,
cumplidor de la Ley y la Escritura".
" Gracias te doy, Señor, Dios soberano
por que me has hecho gracia de tus dones
y son sabias y justas mis acciones
y no como las de ese publicano".
Mientras, el publicano allá en lo oscuro,
imploraba perdón por ser impuro,
humilde el ademán, la vista baja...
Y Jesús sentenció: "En verdad os digo
que el ruego del primero es cual la paja
y el ruego del segundo es como el trigo".
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