"Qué amargas saben las bellotas, cuando
se ha vivido en el lujo y la abundancia"
!Qué duro el catre de la pobre estancia
si siempre se durmió en lecho blando¡,
pensaba un hijo pródigo y pensando
regresaba a la casa de su infancia:
pediría perdón por su arrogancia
al padre que gozaba perdonando.
Llegado a su poblado, una mañana,
oyó doblar a muerto la campana;
¿por quién a muerto la campana suena?
preguntó, y una vieja respondía :
"Dobla por uno que murió de pena
de un hijo que se fue y nunca volvía"
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