Según la pía tradición cristiana,
en Efeso vivió y murió María,
y a Efeso por verla llegó un día
un viajero de tierra muy lejana.
Lleno de fe y curiosidad mundana,
postrándose a sus pies en pleitesía,
el viajero a al Virgen requería:
"cuénteme de su hijo, noble anciana"
Y la viejuca acurrucada dijo:
"Como no hallamos en Belén cobijo,
di a luz en un establo, en la campiña;
estaba José loco de alegría,
por que era niño y se le parecía,
pero yo, la verdad...quería niña".
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