Un disparo atruena el Cielo,
rompiendo la paz y el canto;
y muerto, cazado al vuelo,
cae el Espíritu Santo.
Indescriptible es el duelo,
la indignación y el espanto;
imponiéndose al revuelo,
vocifera el Sacrosanto:
vocifera el Sacrosanto:
¿Quién ha sido el forajido,
el hijo de satanás?
San José, padre fallido
y putativo además,
responde: "Señor yo he sido:
No pude aguantarme más".
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