lunes, 14 de marzo de 2011

Pesca en el mar de Tiberíades

Dura ha sido la noche de faena;
cuando sacan la red, al alba fría,
desazonados, la verán vacía,
los que esperaban encontrarla llena.
" Vámonos: No merece ya la pena;
vámonos a dormir, que ya es de día".
Triste la barca al malecón volvía,
cuando Jesús apareció en la arena.
- ¿ " Cómo ha ido la pesca " ? les pregunta;
-Ni un pez, Señor, responde un Zebedeo.
"Volvamos a la mar, aunque despunta,
y pescaréis", les dice el Galileo.
" Será inútil, Rabí" -Simón barrunta-
" pero se hará, si ese es tu deseo"

Sumisos pues, al alto mandamiento,
las redes echan donde echaron antes
y las sacan después tan rebosantes
que próximas están al rompimiento.
Estupefactos por aquel portento
mudos quedan los rudos tripulantes,
pero, Pedro, adalid de dubitantes,
exclama, todo fuego y sentimiento:
-!Apártate de mí, Cristo, Señor,
por que soy el más grande pecador¡
No te asombres, Simón, de estas mercedes:
de mayores sí es justo que te asombres:
! Abandonad el mar, dejad las redes;
seréis desde ahora pescadores de hombres.

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